-“No lo celebro, ni me alegro de la muerte de Pinochet pero es terriblemente injusto que se haya muerto sin haber estado detenido en Chile un solo día”
Cuando está a punto de cumplirse un año de la muerte (el 10 de diciembre del 2006) de Augusto Pinochet, uno de los dictadores más condenados por la opinión pública de todo el mundo por las numerosas violaciones de los derechos humanos en las que incurrió a lo largo de su mandato, no ha quedado lugar para la indiferencia tanto dentro como fuera de las fronteras chilenas. Lautaro Contreras Aguilera, Agregado Científico de Cooperación de la Embajada de Chile en Madrid, es uno de los muchos chilenos que sufrió en sus propias carnes los excesos de un régimen detestable: La dictadura militar de Augusto Pinochet.
Lautaro Contreras (nombre de origen mapuche, explica) de 55 años tuvo una vida apasionante marcada eso si por las circunstancias políticas que envolvieron a su país durante buena parte de su juventud. Nació en Santiago de Chile en donde residió muchos años salvo un amargo período que lo llevó al exilio en la antigua República Democrática Alemana (Berlín) entre 1974 y 1983 y hasta hace ahora a penas tres meses cuando se instaló en Madrid para ocupar el cargo que actualmente ostenta en la embajada chilena.
Es Licenciado en Filosofía y militante del partido socialista de Chile. Además durante su etapa universitaria fue también dirigente estudiantil en el momento del golpe de Estado de 1973. En 1983 regresaría de nuevo a Chile y se incorporaría a la dirección clandestina del partido socialista (entre 1983-1990), etapa en la que además ejercería como profesor en la Universidad de Santiago de Chile. A partir de 1990, ingresó en el Ministerio del Interior de su país con el primer gobierno democrático chileno de Patricio Aylwin colaborando en el apartado de Desarrollo Regional. Desde entonces ha participado activamente en todos los gobiernos democráticos de Chile desde la caída del régimen militar de Pinochet.
Dictadura Militar Chilena (1973-1990)
¿Tuvo alguna relación directa con personas desaparecidas o asesinadas durante la dictadura militar de Pinochet?
Es muy extraño que un chileno no tenga ninguna relación con algún desaparecido, asesinado o detenido durante la dictadura. Podría nombrar muchos…compañeros de estudios de la universidad, amigos detenidos, familiares. Yo fui dirigente estudiantil por lo que tenía una relación directa con la política de entonces y por lo tanto tuve conocimiento de muchos casos.
¿En algún momento tuvo usted algún problema con las autoridades chilenas durante esta etapa?
Estuve detenido en 1973, desde el 11 al 14 de septiembre con un grupo de estudiantes en un recinto policial ubicado a las afueras de Santiago, hasta que nos dejaron en libertad. Poco después fui a la embajada alemana para preparar el exilio que me mantuvo lejos de mi país durante 9 años. En febrero de 1974 tomaría rumbo a Berlín y no regresaría a Chile hasta 1983.
¿Cómo vivió los años de dictadura en su país?
Mi experiencia durante la dictadura militar se puede dividir en dos periodos. Uno de septiembre del 73 a febrero del 74 en el que milite clandestinamente en las filas del partido socialista y un segundo periodo, a partir de 1983, cuando regresé a Chile e inicie ya una participación política realmente activa hasta 1990 con la caída de la dictadura y la llegada del primer gobierno democrático de Patricio Aylwin. Desde entonces he sido parte activa de todos los gobiernos democráticos constituidos en Chile a partir de Pinochet.
¿Cómo calificaría a la figura de Pinochet como personaje histórico?
Yo no sé si personaje histórico, si entendemos que siempre se atribuye una perspectiva más positiva que negativa a los conceptos históricos. Si lo enmarcamos dentro del proceso democrático chileno, es un personaje nefasto. Como dijo el ministro de interior chileno, Belisario Velasco “es el típico dictador de derechas que además se enriqueció ilícitamente con los recursos de todos los chilenos y eso fue lo que lo caracterizó”. Fue un dictador que violó los Derechos Humanos, torturó, asesinó, exilió y además robó.
Actualmente hay un proceso en curso en Chile gracias a los procesos que inició en España el juez Garzón, por lo que Pinochet habría llegado a alcanzar una fortuna que se estima oscilaría entre los 20 y 40 millones de dólares, una cifra totalmente inaccesible para un gobernante por mucho que haya ahorrado.
¿Cómo valora la gestión del proceso judicial iniciado en contra de Pinochet por el juez Garzón?
Primeramente Garzón es un símbolo de la lucha democrática por los derechos humanos a nivel internacional. La inmensa mayoría del pueblo chileno valora lo que hizo el juez español al arrestar a Pinochet en Londres. Yo no se si fue justo o no, legítimo o no llevarlo luego a Chile, pero ese ya es otro cuento. De todos modos, es indudable que todo el proceso de juzgamiento que se inicia en Chile es posterior a la acción de Garzón, por lo tanto ahí está su gran mérito, el haber abierto las puertas para que posteriormente en mi país, de alguna manera hubiésemos intentado juzgar a Pinochet.
¿Cuál cree que fue el crimen más inexcusable de la dictadura del general?
Todos, no hay ninguno que destaque sobre los demás. Nosotros hemos vivido este proceso de la dictadura y todos los crímenes son deleznables ninguno es justificable. Desde haber asesinado al Comandante en jefe del ejercito, el general Carlos Prats, hasta el canciller del gobierno de Salvador Allende en Washington. Todos son deleznables no hay ninguno peor que el otro. Todas las torturas, todo es despreciable.
Ya era una cosa habitual pero habitual para la dictadura no para nosotros, no era posible imaginar otra cosa. Hay gente que intenta encontrar elementos positivos a los 15 años que duró la dictadura, pero ante la violación de los derechos humanos ¿que puede ser positivo?, ¿de que nos sirve un modelo económico exitoso, si eso nos costó más de 3.000 vidas humanas?
¿Durante los años de la dictadura no existieron Derechos Humanos para los chilenos?
Pinochet no solo pasó por encima de los Derechos Humanos, si no que arrasó al otro, destruyó al otro. No hay explicaciones positivas en ningún aspecto para eso.
¿Con que imagen o con que circunstancia relevante se quedaría de todo este periodo de dictadura militar?
Dos imágenes destacaría yo. La primera cuando fueron degollados tres profesores comunistas, amigos míos. Fue un hecho de tremendo impacto para la sociedad chilena. Muy fuerte. Ya se salía de lo habitual, ya sabíamos que había desaparecidos, asesinados, detenidos pero degollar…
Y la segunda me quedo también, ya desde otra perspectiva, con las protestas en contra de Pinochet, la movilización de la gente, el salir a la calle, protestar…Sobre todo la época de lo que en Chile se llamaban los “cacerolazos” cuando toda la gente, a partir de las nueve o diez de la noche en sus apartamentos y en sus casas a oscuras comenzaba a tocar las cacerolas (lo que ustedes llaman las cazuelas). Sonaba en todo Santiago y hubo una voluntad enorme por parte de todos los ciudadanos durante la dictadura. Fue una manera de protesta que a costa de mucha represión logró devolvernos la democracia.
10 de diciembre de 2006, muere el dictador Augusto Pinochet
¿Qué supuso para usted la muerte, el pasado 10 de diciembre del ex dictador Augusto Pinochet?
Ante todo, una sensación de injusticia de que se halla muerto sin haber sido juzgado. No lo celebro, ni me alegro, pero es terriblemente injusto que se haya muerto sin haber estado detenido un solo día, en Chile por lo menos.
Entonces apoyará las palabras que pronuncio Mario Benedetti en las que decía que en esta ocasión “la muerte ha llegado antes que la justicia”.
Efectivamente, Benedetti tiene toda la razón en estas palabras. Lamentablemente la justicia no llegó en este sentido para los chilenos.
¿Cree que hubo manipulación en las constantes recaídas en el estado de salud del dictador durante los últimos años de su vida?
Es obvio que hubo manipulación. Hubo una permanente manipulación, por un lado de la enfermedad de Pinochet para que no fuese encargado reo, para que no fuese condenado y por otro lado hubo una constante maniobra de sus abogados ante el tribunal constitucional para dilatar los procesos y evitar asumir las responsabilidades que realmente le correspondían.
¿Qué le pareció la decisión del gobierno de no otorgar a Pinochet honores de estado tras su muerte?
Es un hecho incuestionable, porque no corresponde. Pinochet usurpó el poder al no ser un presidente electo por lo tanto llegó ilegítimamente al él. Lo que si fue designado es Comandante en jefe del ejercito por un presidente del gobierno legítimo como fue Salvador Allende, eso es un mérito que él tiene legal pero lo que no se puede es reconocerle un cargo diferente a este cuando nunca fue elegido por nadie, él se autodesignó presidente, pero no fue presidente sino un dictador durante diecisiete años.
¿Qué reacción o declaración destacaría de las que se produjeron durante estos días en su país con relación a la muerte del dictador?
Me quedo con lo que dijo el ministro de interior nuestro, Belisario Velasco, “ha muerto un dictador de derechas y además corrupto” y con eso se dice todo.
El futuro de Chile y Latinoamérica
¿Qué efecto provocará la muerte de Augusto Pinochet en la sociedad chilena?
En primer lugar tuvo un efecto aglutinador de las fuerzas pinochetistas ya que en el funeral de Pinochet asistieron quienes durante mucho tiempo habían negado su relación con el dicatador. Y de otra parte, él ya no jugaba ningún rol histórico-político en Chile. Entonces ¿Qué es lo que queda después de la muerte de Pinochet? queda el daño causado por él, las heridas causadas por él.
El otro día vi aquí en la Televisión española que después de 70 años, aquí en España, todavía hay familiares de muertos durante la Guerra Civil que buscan los restos de sus “desaparecidos”. ¿Podemos nosotros después de 15 años olvidarnos de lo que hizo Pinochet? Eso es imposible. Ustedes tienen su propia experiencia y nosotros estamos viviendo la nuestra pero mientras no haya verdad y justicia no puede haber olvido
En estos momentos ¿Cuál es la situación socio-política que se vive en Chile?
Yo creo de normalidad, las distribuciones políticas funcionan según el marco de la Constitución y la sociedad chilena está esperanzada con la evolución de su país en los últimos años. Pero indudablemente esta no es la Constitución que nosotros queremos porque no es realmente democrática ya que estamos viviendo con una constitución básicamente heredada de Pinochet.
Tenemos un sistema electoral y un sistema político que no es cien por ciento democrático ni participativo y por lo tanto tenemos que seguir haciendo esfuerzos para alcanzar una democracia más plena que la que tenemos hoy en día.
¿Cree que el país esta dividido entre los defensores y los detractores del general o esta división es un tanto ficticia?
Yo creo que es real. En los momentos de crisis es donde aparecen las pasiones de las personas. Y en cada momento de crisis que hemos vivido en los años de democracia, siempre la división ha sido y es reconocido así en el tiempo, entre los que apoyan y respaldaron a Pinochet y los que estamos por la democracia en nuestro país.
¿Esta división parte en dos al Chile de los últimos años?
No en dos no, los pinochetistas nunca fueron mayoría en Chile. Tenían el monopolio de las armas pero nunca fueron mayoría. Yo creo que hay un sector radicalizado y que efectivamente hay una derecha democrática que participa hoy en día en el juego político pero los núcleos más duros del pinochetismo son muy reducidos.
En los funerales de Pinochet dicen que participaron entre 5.000 y 10.000 personas pero esta cifra es para lo que es hoy Chile una cifra bastante pequeña.
¿La muerte del general significará para Chile un antes y un después en la historia del pueblo chileno?
No, yo creo que es el fin de un dictador que lamentablemente murió sin ser juzgado, pero no hay un antes y un después. En el año 89 cuando cae la dictadura y comienza el gobierno democrático, ahí esta el antes y el después para el pueblo chileno. La muerte de Pinochet no representa para nada un punto de inflexión para la sociedad chilena.
¿Será entonces la historia quien juzgue realmente al dictador?
Yo creo que la historia ya lo juzgó, la humanidad lo juzgó, el mundo lo juzgó, no solo los chilenos sino el mundo entero lo juzgó. Si uno ve, solo hay un solo personaje relevante que se atrevió a decir que lamentaba la muerte de Pinochet, que fue Margaret Thatcher pero a nivel mundial no hay nadie, absolutamente nadie, excepto ella que se haya solidarizado con la familia de Pinochet. Entonces la historia ya lo condenó.
La derecha dice, que a futuro, Pinochet será recordado como un gran presidente, como un gran estadista pero es falso porque la humanidad ya lo juzgó. Y eso es lo que va a quedar de Pinochet.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora en su país?
Tenemos que seguir adelante, consolidando nuestra economía, consolidando la democracia, mejorando la constitución, buscando un sistema político y electoral más participativo y más democrático donde estén representadas todas las fuerzas políticas ya que hoy todavía hay sectores importantes que con este sistema electoral quedan fuera del parlamento.
Lo importante para Chile ahora es ir consolidando poco a poco su democracia, mejorar su situación económica y ser lo más pronto un país desarrollado con una buena estabilidad política.
¿Cuándo podrá dar ese salto Chile?
A muy corto plazo, la República de Chile esta capacitada tanto política como económicamente para dar un salto más a corto que a mediano plazo, y transformarse, si lo hacemos bien, en un país desarrollado de América latina.
¿Cree que todavía quedan dictadores como Pinochet en el panorama socio-político actual latinoamericano?
Actualmente ya no queda ninguno prácticamente. En la década de los 70 teníamos dictadura en Chile, en Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, en Ecuador se intentó una golpista, Somoza en Centroamérica, Paraguay pero hoy ya no queda ninguno.
Afortunadamente en estos momentos, en América Latina no tenemos ninguna expresión de dictadura militar, al contrario tenemos más bien gobiernos de centro-izquierda lo cual hace que se consolide un proceso democrático que nos hace ver el futuro con mucho optimismo.
¿Puede comentar algo sobre este viraje hacia la izquierda que se está produciendo en Latinoamérica con casos como el de Brasil, Bolivia, Venezuela, Guatemala o Chile?
Realmente es un giro generalizado, pero a diferencia de lo que ocurrió en la década de los sesenta cuando se hacia todo por la fuerza, mediante acciones de los militares y las guerrillas como pasó por ejemplo en los casos de Ecuador, Bolivia, Colombia o Venezuela, el cambio hacia la izquierda de hoy en día es un giro político ya que se accede al poder a través de elecciones libres, democráticas y participativas dentro de un proceso que entendemos como estable.
Lo importante de este proceso que podríamos llamar de “izquierdización” de América Latina es que es un proceso responsable y eso es lo que nos da la confianza segura del resto del mundo. Objetivamente los gobiernos de ahora tienen otra mentalidad con Lula en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Kirshner en Argentina. Hay efectivamente un viraje hacia la izquierda, bueno, yo no se si hacia la izquierda pero si al menos hacia los sectores más progresistas de la sociedad latinoamericana que luchan para que al fin América Latina despierte lentamente del yugo de la intolerancia de los regimenes militares.
Entrevista realizada en la embajada de Chile en España (Madrid)
Diciembre de 2006