23 noviembre 2008

Los mundos infinitos de Paul Auster


La última obra de Paul Auster, Un hombre en la oscuridad (Man in the dark), propone entre las múltiples historias que se entrelazan en su trama la vieja y apasionante teoría de los mundos paralelos o infinitos como hubiera afirmado Giordano Bruno en sus teorías heliocéntricas en las que refutaba la idea de la infinitud del universo antes de ser acusado de blasfemia y herejía para finalmente ser ajusticiado en la hoguera allá por el año 1600 en el Campo dei Fiori de Roma.

El filósofo italiano, citado en la obra de Auster, defiende en sus escritos la existencia de múltiples sistemas solares similares al nuestro que existían paralelamente como subconjuntos de un todo supremo que en aquella época (siglo XVI) insisitían en llamarle Dios. Más de cuatrocientos años después de aquellos debates teológicos sobre la inmensidad, el Príncipe de Asturias de las Letras en 2006 habla, en su último libro, de las "inmorales" teorías de Bruno y de paso de una reveladora versión de la política norteamericana de los últimos tiempos.

El hilo principal de la historia transcurre en Vermont (Nueva Inglaterra) en donde Auguste Brill, un escritor retirado, se recupera en la casa de su hija de un accidente de coche. En las largas noches en las que nunca consigue conciliar el sueño comienza a inventar una historia en su cabeza que lo abstrae de sus dolores y del recuerdo de su esposa fallecida. Comienza aquí una segunda historia, un mundo paralelo, en la que un nuevo protagonista llamado Owen Brick vive en unos Estados Unidos inmersos en una sangrienta guerra civil en la que los ciudadanos se enfretan entre si en dos bandos claramente diferenciados. Eso sí, en esta nueva América, la guerra de Irak nunca ha acontecido y las las torres gemelas siguen en pie en el centro neurálgico de Nueva York.

Pronto ambas tramas se entrelazarán con otras pequeñas narraciones de los personajes en las que se cuentan pasajes anteriores de sus vidas. En el trasfondo, una crítica velada, Estados Unidos se autodestruye a si mismo en una lucha contra ellos mismos. Así se despliegan dos novelas simultaneas, dos mundos diferentes en los que también habrá espacio para el amor, la traición y sobre todo para la fantasmagórica visión de un mundo sincrónico en el que las cosas que se daban por sentado han tomado caminos y provocado consecuencias distintas.

Las profecías de Giordano Bruno se cumplen en las poco más de doscientas páginas que la editorial Anagrama puso en las librerías españolas a principios de septiembre. Uno puede aventurar, tras la lectura, que existen tantos universos como hombres conviven y se destruyen en la faz de la Tierra y de tantos otros planetas desconocidos en los que quizás un individuo sin nombre ni rostro haya imaginado alguna vez un mundo curiosamente muy similar al que conocemos.

Así comienza el relato de Auster: Estoy solo en la oscuridad, dándole vueltas al mundo en la cabeza mientras paso otra noche de insomnio, otra noche en blanco en la gran desolación americana.

PD: Para saber más sobre Paul Auster y su obra existe un blog de referencia en ¡Esto es Brooklyn!

1 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Me alegro que sea slo temporal, estoy deseando ver el nuevo formato :)

Sobre los universos paralelos no podría estar más de acuerdo, para mi se forman cada vez que alguien toma una decisión.

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