10 febrero 2008

Próxima estación: Esperanza

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Hay días en los que apetece poco, levantarse de la cama y subirse al frenético tren de cada día, que nadie sabe a donde va, pero que como dicen algunos, sólo pasa una vez. Es verdad. Jamás desde el principio de los tiempos hubo un día al que algún avezado contable le pusiera de nombre 10 de febrero de 2008, pero si eso sirve de poco, baste con saber que por muchas arrugas que tengamos nunca en la vida oiremos hablar de un día que vendrá que atienda a ese apellido. Solamente hoy, en primicia, es 10 de febrero de 2008.

Aún así, a veces no es suficiente. El sol de la mañana golpea en la ventana con sus rayos calidos y alargados. Pero no. Hay días en que puede que pasen trenes y trenes cargados de ideales, de sueños o de posibilidades, que no. Las sábanas se adhieren y se arremolinan tanto alrededor del cuerpo que es imposible separarse de ellas. A veces se está tan bien en la estación de "cinco minutos más" que no apetece hacer las maletas. Al fin y al cabo ¿a donde voy a ir?.

Esa pregunta se repite mucho en las cabezas desordenadas. ¿Y después que?. En fin después, nada. Es curioso como uno piensa y proyecta su vida tanto y de tantas maneras en el futuro que se deja olvidado el presente en el pasado. Resulta extraño, pero eso, por mucho que digan, no es vivir. Sólo esperar. Quizás, en esa estación, de la que hablábamos al principio. Y mientras tanto, otro tren repleto de viajeros y de ilusiones acaba de partir. Pero yo, no compré pasaje. De nuevo en tierra, en pijama y con cinco minutos menos.

Y aquí sigo, envuelto en sudores, tratando de recordar una buena escusa que me diga porque hoy tampoco me pude despertar. Y no es facil, tener siempre una buena respuesta que me deje sin preguntas. Simplemente una frase tan celebre como cobarde..."Vuelva usted mañana".

Y al día siguiente allí estaba, a primera hora con las marcas de la almohada en la cara y con el pijama de rayas esperando contestación. Sólo un timido "Lo siento, más suerte la próxima vez".

Llega un momento que uno ya se cansa de esperar y de escuchar disculpas inútiles. Entonces, abro los ojos, respiro hondo y si, hoy si. "Queda un billete en el último tren". No mañana, ni el mes ni el año que viene, en realidad tampoco hoy. Sino...ahora, a la una y veintidos minutos de la noche del 10 de febrero de 2008, aquí sentado en mi habitación. En Madrid. Mientras suenan notas dulces de Marlango. Con la ventana entreabierta y un palido foco alumbrando en la penumbra, tecleando instantes antes de preguntarle a la almohada, ¿Por qué no antes?

- Hoy si quiero vivir. exclame, ante la perplejidad del vagón.

- ¿Por qué?. pregunta el revisor.

- Porque solo hoy sere yo mismo, el yo de dentro de cinco minutos y el de hace cinco, viajan en otro tren.

- Que tenga un buen viaje. Próxima estación, Esperanza.
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8 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

La esperanza es eso que solo necesita una milésima parte de un gramo de certeza para crecer y permanecer viva. Es la planta que menos cuidados necesita.
Cada día cuesta más subirse al tren porque por cada día que no subes, el próximo tren viaja solo hasta una parada menos de tus sueños.

Unknown dijo...

Qué pasa gallego?
Es curioso como a veces nos quedamos anclados en un punto sin retorno: no sabemos muy bien si estamos en el pasado, en el presente o en el futuro. Hay momentos en los que te pones a prensar en lo que te ha pasado, en las experiencias vividas, los amores deshojados, las palabras dichas...Y otras, en cambio, nuestra mirada se pierde buscando un futuro mejor, siempre mejor. Pensamos en lo que haremos mañana, pasado mañana o el mes que viene, y así se nos va pasando el tiempo tontamente, sin darnos cuenta realmente de lo que estamos viviendo ahora, en este momento. Desaprovechamos el presente para apostar por un futuro que a veces se muestra incierto, pero esa incertidumbre es la que nos lleva, la que nos arrastra a seguir un camino sin luces que desconocemos pero que nos atrae tanto o más como los recuerdos de aquel pasado que queremos recuperar.
Creo que deberíamos vivir más el presente, aunque a veces la luz del futuro nos hipnotiza y nos dejamos llevar por ella.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estimado Gallego:

Trenes hay muchos, tantos como personas. Viejos, modernos, cómodos... de todos los tipos. No importa tanto el vagón como la locomotora; y no tanto la apariencia como el trasfondo. Existen locomotoras flamantes que rinden penosamente. Existen locomotas para el arrastre que te llevan donde sea. Las apariencias engañan amigo, confunden al más sabio.
¿Cómo acertar? (bendita alquimia)- experimentando, tocando, sintiendo... Siempre me gustó contar a mí los finales de las películas y no dejar que otros me los estropearan.

Querido gallego, ahora eres tú el que está subido en la locomotora. Yo hablé mucho de ella porque subí, aunque decidiera bajar. Ahora tú estás arriba y espero que me cuentes el viaje. Sólo quiero que sepas algo: te bajes antes, te baje después, lo importante no es dónde llegues sino el camino que hayas recorrido. Disfruta de cada estación y de cada paisaje; y sobre todo no te olvides de escribir a los viejos amigos. Estaremos esperando correspondencia.
Viejo amigo, buen viaje tenga. Hasta pronto...

Unknown dijo...

¿Carlos o Paulho Coello? A veces tengo mis dudas...

David Rodríguez Seoane dijo...

mmm...creo que Carlos Coelho mas bien. jeje.

Ese viaje del que hablas, Carlos, como todos en la vida, buenos o malos, serán siempre recuerdos bonitos y experencias que compartir con los grandes amigos.

Espero que llegue pronto el revisor a mi ventanilla para avisarme de que en la próxima estación hay un café esperandome con Nacho y tu.

....el primero espero de una cafetera gigantesca !!

Un abrazo compañeros

iketius@hotmail.com dijo...

Ufff... una de las cosas más bonitas que he leído últimamente!

Me encanta viajar en trenes extraños!
(Curiosamente, y sin haber leído tu post, unos días después publiqué otro escrito sobre la "esperanza"...)

Besos!

Unknown dijo...

hola davidd!!por fin me he metido en tu blog y me ha encantado lo que has escrito...hoy estoy un poco triste y la verdad es q me ha animado un poco.Cada dia es unico...y cuando pasa el tren ya no hay marcha atras...
pero a mi me gusta pensar que si corres,si le pones ganas,si de verdad te importa ese tren...puedes alcanzarlo...

un besito

seguiré leyendo tu blog,lo prometo :)

Sigrid dijo...

Dear Deivid!!!! yo solo te escribo para decirte que confío en que algún día puedas escribir todas esas palabras llenas de significado y con tantas emociones en un libro que se convertirá en mi best seller!

MUAKS!!!!

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