--
Las tornas han cambiado. Esta noche el tiempo se detendrá durante una hora. Por fin los soñadores tendrán (o tendremos si se tercia) para sí sesenta minutos de libertad comprimida en los que poder romper los barrotes de la realidad y volar libremente por las nubes de papel maché que se dibujan en sus ensoñaciones de almohada. En un descuido en cadena de todos los relojes del universo los números se han vuelto locos provocando un error en la irremediable y constante suma de segundos. Por una vez, la cuenta no sale, una más en tiempos de crisis, y el continuum espacio-tiempo pierde la partida en favor de los pobres de espiritu. No siempre gana la banca y menos, recalco, en época de vacas flacas.
De modo que esta madrugada cuando sean las tres volverán a ser las dos. Una hora de la que no hay que rendir cuentas ante el tribunal del tiempo perdido y en la que se pueden hacer cosas increibles, siempre y cuando, uno sepa aprovecharla como es debido.
- ¿Qué haría usted en una hora?, dice una bronca, profunda y llena de matices voz en off que parece venir del cielo (la de Constantino Romero sería un gran ejemplo)
- Yo...eh...mmm, no se. Quizás dormir un poco más por la mañana, responde titubeante un hilo de voz suave que se escucha a lo lejos en la medianía.
Craso error, amigo lector. ¿Cuantas batallas se habrán perdido en la antigüedad por culpa de las emboscadas de las sabanas traicioneras?
- Aprovecha esa hora de más para calentar el alma y trata de buscar respuestas sencillas para preguntas sencillas - ¿Cuantas cosas caben en una hora? -, replica la voz profunda que emergía de las nubes de papel de colores que decoran el techo de nuestras habitaciones.
No soy muy dado a hacer caso de voces que aparecen de la nada pero esta noche haré una excepción y cuando sean las dos habrá una luz prendida en mi mesilla y una cuenta a punto de empezar.
Buenas noches!
PD: Que mide el tiempo sino movimiento...esta noche nos regala una hora de ventaja en la que el despertador corre a nuestro favor.
-
De modo que esta madrugada cuando sean las tres volverán a ser las dos. Una hora de la que no hay que rendir cuentas ante el tribunal del tiempo perdido y en la que se pueden hacer cosas increibles, siempre y cuando, uno sepa aprovecharla como es debido.
- ¿Qué haría usted en una hora?, dice una bronca, profunda y llena de matices voz en off que parece venir del cielo (la de Constantino Romero sería un gran ejemplo)
- Yo...eh...mmm, no se. Quizás dormir un poco más por la mañana, responde titubeante un hilo de voz suave que se escucha a lo lejos en la medianía.
Craso error, amigo lector. ¿Cuantas batallas se habrán perdido en la antigüedad por culpa de las emboscadas de las sabanas traicioneras?
- Aprovecha esa hora de más para calentar el alma y trata de buscar respuestas sencillas para preguntas sencillas - ¿Cuantas cosas caben en una hora? -, replica la voz profunda que emergía de las nubes de papel de colores que decoran el techo de nuestras habitaciones.
No soy muy dado a hacer caso de voces que aparecen de la nada pero esta noche haré una excepción y cuando sean las dos habrá una luz prendida en mi mesilla y una cuenta a punto de empezar.
Buenas noches!
PD: Que mide el tiempo sino movimiento...esta noche nos regala una hora de ventaja en la que el despertador corre a nuestro favor.